Periodos




Foto: Carlos Eduardo Rodríguez "Rengar sobre el granito gris"


Si pudiese hablar de mi vida sería por periodos. Se me hace más fácil. Así como buscar en un archivo. 

Haciendo retrospectiva, veo mi vida en estos momentos en un paréntesis. Un paréntesis que se va agrandando con el paso de los días y los años. 

Mi paso en Montréal lo veo aun como transitorio, no me veo vieja aquí, no me siento. Así de simple no me siento. No vibro. Es una ciudad maravillosa, hermosa, de gente amable y diversa. Me ha enseñado mucho y me ha castigado también. Pero aquí no vibro.


Este paréntesis ha ido creciendo y mis hijas también. Yo me he hecho más adulta y a Reynaldo le han salido más canas. Mi madre trata de adaptarse a sus 70 años a este sitio y como yo busca la manera pero no sabe cómo. Pero hace su curso de francés todos los días sin falta hasta en domingo de forma online.


Cuando veo hacia atrás, recuerdo el sol entrando por la ventana de la casa de mis padres en Naguanagua en las tardes. Esas tardes donde ya estaba lista para disfrutar mi libertad. Mi libertad de esos años se traducía en haber salido de clases, haber terminado mi almuerzo (que si no era en casa de mi abuela Maria, sabía que me esperaba un montón de vegetales y legumbres que en esa época para mí no tenían un sabor agradable), un baño y haber hecho la tarea, para ser libre de ir a jugar.


 Los rayos de sol sobre el granito gris eran y serán la gloria en mis memorias. 

Mis padres tenían muchos discos de acetato, ambos de épocas muy diferentes y para ese tiempo sus gustos no iban en correlación a lo que escuchaban los padres de mis compañeros de escuela. Mi hermano Jorge y yo poniamos los discos de Paul Muriat, Ray Conniff, Richard Claydermant, valses venezolanos, etc. Jugábamos a bailar y era como una especie de trance de gritar, dar vueltas y saltar cuando sonaba una canción llamada Manzanita Manzanita. Mientras nuestro hermano Carlos gateaba tratando de seguirnos el ritmo. Lo recuerdo perfectamente. Esas tardes con colores absurdos de cielo y el frío tranquilizante del piso de granito.


Comentarios

Lo que les gusta +

Almas

Castillos de arena